En mi propósito de ir al
centro desde Triana y sentir ese latir de mi gente en sus calles, plazas y
avenidas en estos días de hermoso cielo y buen clima me quedé en la Plaza del Altozano por lo
que sábado siguiente retomé mí
recorrido...
Cuando atravesaba el Puente de Triana o de Isabel II, por haberse construido durante su reinado, dirección Sevilla
me paré en su entrada para contemplar el frente, la orilla izquierda del Guadalquivir y en ese marco,
a la derecha del puente, en El Arenal...
En primer plano, reflejándose en el río, el Paseo Marqués de Contadero,
el Paseo de Cristóbal Colón, La Torre, primero prisión y
después depósito del Oro que llegaba de Indias y el Puente de San
Telmo que une el barrio Los Remedios con El Arenal.
En segundo plano, asomándome al río, la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y el Teatro de la
Maestranza.
En el horizonte,
por encima de las azoteas, La Giralda; la arrinconada, olvidada y poco conocida Torre de la Plata; los
pináculos del Palacio de San Telmo, patrón de los marinos y construido para colegio
de sus huérfanos y las Torres Norte y Sur de la Plaza de
España.
En el puente, en la baranda, los candados de amor con los nombres
de los enamorados que encollerados los cierran y tiran las llaves al río
como símbolo de perpetuidad; a la izquierda del puente, los
jardines y el paseo de la antigua Lonja del
Pescado y al fondo el Puente del
Cristo de la Espiración conocido
popularmente como del Cachorro, nombre del famoso de la Iglesia
del Patrocinio, nombre
que también hereda, Puente
del Patrocinio.
Atravieso el tramo que me queda y, ya en el otro extremo, me vuelvo para
recrearme en el popular paisaje urbano de la orilla derecha que traía de
espalda y en esa panorámica… a mi izquierda la singular Calle Betis, una balconada de
terrazas y miradores para ver Sevilla desde donde el tapeo y la charla comparten
hospitalidad, cortesía, calor y amistad y, coronado esa orilla, la cúpula,
los pináculos y la cruz-veleta de la torre de la Iglesia de Santa Ana.
Ya en el atardecer, a mi derecha, La Torre
Pelli, de Cesar Pelli también conocida por La Torre de Cajasol, el
edificio más alto de Sevilla, una estructura de hormigón, acero y vidrio
de cuarenta pisos y que supera en a nuestra emblemática Giralda en unos ochenta
metros.
Con el ocaso en mis pupilas me vuelvo para continuar mi ruta por
Reyes Católicos, San Pablo, Rioja, Sierpes al Ayuntamiento y Catedral.
Y ese callejeo que huele a Navidad, en “esta orilla”...
Calles, plazas y avenidas abarrotadas,
redes de luces con estrellas, corazones,
campanas, alas, palmeras, arañas...
cielos resplandecidos por led de guirnaldas.
Escaparates iluminados con bolas y figuras,
cristales relucientes con motivos de nieve y escarcha,
maniquíes con ropas de invierno y complementos...
móviles que interesan y al transeúnte ajeno acercan.
Todo, "en esta orilla", muy hermoso y bonito,
brillante y atractivo, fastuoso y magnífico;
todo, todo... maravilloso y perfecto;
pero y "en la otra"...?
Pero, en “la otra orilla”…
Aceras, rincones y pasajes bien aprovechados...
puestos de castañas echando humo,
hombres música u orquesta,
top mantas con cinturones y bolsos " de lujo";
estatuas humanas deshumanizadas,
actores innovadores y sofisticados,
buscadores en contenedores,
indigentes y marginados voluntarios u obligados
pero siempre aliados de la necesidad,
esclavos de la pobreza,
sin futuro, sin libertad.
Goma
Con aires de Rocío. Y... en "la otra orilla? . Gines. 191213
IMÁGENES DE “LA OTRA ORILLA”
Texto
extraído del libro Mi tierra, mi pueblo, mi gente,... Sevilla está que se sale
Autor
José González
Mayoral -Goma-
Imágenes ARCHIVOS GOMA
Inscrito
en el Registro de la Propiedad Intelectual