viernes, 24 de enero de 2020

A LA SOLEDAD DEL ANCIANO



    Con motivo de mi última visita a mi antiguo oculista, quien me supo arropar del angustioso frío de una accidental ceguera, hoy superada gracias a su apoyo, y de la soledad de una separación, ocasional y tormentosa fruto de la ingratitud egocéntrica.
    Una vieja cepa de cualidades profesionales, personales y familiares excepcionales, a quien los grilletes de su escasa movilidad y los ya crecidos brotes nuevos en las usanzas actuales  soterradas  por los deberes y la falta de tiempo, han encapsulado en ese aparcamiento inhumano con vanidosa pretensión de “Residencia de lujo para mayores”... 



Cuando el velo de la pasión se pierde,
la tiniebla ensombrece el resplandor del día
y el camino se estrecha y sin horizonte desaparece...
aparecen  tus  pérdidas, tus  dolencias  y, ¡descubres tus delirios!

Tu salud ya no es a “la carta” y tus piernas te echan por el desvío,
tu caminar se hace lento y el desgarre social y familiar,
en tu alma y en tu cuerpo, implantan vacíos...
                                       ¡La Soledad apolilla tu rumbo y tu tronío!

Reconcomio profundo, presentido y temido,
indicio y síndrome de tu sentenciada ancianidad,
naturaleza inalterable, filosofía helenística humana y natural
realismo platónico existencial... garras, coraje, ¡lucha y no te dejes abandonar!

Esgrime tu patrimonio social y cultural y desafía tu íntima y emocional Soledad,
destierra tu apatía, arrincona el descanso, desempolva tu experiencia,
acepta lo natural... tu dolor, tu sexualidad y tu ancianidad
utiliza tus recursos y... ¡no te dejes amilanar!

Goma


Texto extraído del libro   Los colores de la vida
Autor   José González Mayoral  -Goma-
Inscrito en el  Registro de la Propiedad Intelectual
Imagen  ISABEL GISBERT PALACIO 






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