Con motivo de mi
última visita a mi antiguo oculista, quien me supo arropar del angustioso frío de
una accidental ceguera, hoy superada gracias a su apoyo, y de la soledad de una
separación, ocasional y tormentosa fruto de la ingratitud egocéntrica.
Una vieja cepa de cualidades profesionales,
personales y familiares excepcionales, a quien los grilletes de su escasa movilidad y los ya crecidos brotes nuevos en
las usanzas actuales soterradas por los deberes y la falta de tiempo, han
encapsulado en ese aparcamiento inhumano con vanidosa pretensión de “Residencia
de lujo para mayores”...
Cuando el velo de la pasión se pierde,
la tiniebla ensombrece el resplandor del día
y el camino se estrecha y sin horizonte desaparece...
aparecen tus pérdidas, tus
dolencias y, ¡descubres tus
delirios!
Tu salud ya no es a “la carta” y tus piernas te echan por
el desvío,
tu caminar se hace lento y el desgarre social y familiar,
en tu alma y en tu cuerpo, implantan vacíos...
¡La Soledad apolilla tu
rumbo y tu tronío!
Reconcomio profundo, presentido y temido,
indicio y síndrome de tu sentenciada ancianidad,
naturaleza inalterable, filosofía helenística humana y
natural
realismo platónico existencial... garras, coraje, ¡lucha y
no te dejes abandonar!
Esgrime tu patrimonio social y cultural y desafía tu íntima
y emocional Soledad,
destierra tu apatía, arrincona el descanso, desempolva tu
experiencia,
acepta lo natural... tu dolor, tu sexualidad y tu
ancianidad
utiliza tus recursos y... ¡no te dejes amilanar!
Goma
Texto
extraído del libro Los colores de la vida
Autor José González Mayoral -Goma-
Inscrito en el Registro de la Propiedad
Intelectual
Imagen ISABEL GISBERT PALACIO
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