viernes, 11 de enero de 2013

NO HUBO FUEGO






   A  Fany, una chica de alterne que conocí  en mi etapa de estudiante en Cádiz y con la que mantuve una buena y sana amistad. No había terminado su niñez ni su escolarización  y  ya naufragaba en su barca familiar siempre a la deriva en un mar negro de bruma espesa por un secreto  cantado a voces  por los conflictos causados por un alcoholismo compartido por sus progenitores donde las discusiones y las peleas eran el pan de cada día en una mesa siempre  vacía y siempre deslucida por los “platos rotos”.
    Fany, a los diez años, era ”toda una mujer de su casa” que ejercía de madre de sus hermanos y en ese  ejercicio impuesto al amparo del título de hermana mayor, asumiendo obligaciones y responsabilidades... en esos deberes, de obligado cumplimiento, maduró la idea de esperar alcanzar la mayoría de edad para salir de aquella insalubre convivencia  y cuando le llegó el momento , con todo madurado, masticado y hasta digerido... una mañana de primavera "voló" con la conciencia intranquila, echando la vista atrás y acompañada  del firme propósito de ganar dinero para salir de la miseria y marginación que sufría en su pueblo y para proporcionar a sus hermanos, sobre todo a los pequeños, ropas y colegio.
   Fany hizo lo que pudo para ganarse la vida con sus manos, pero sus logros eran insuficientes para alcanzar su propia supervivencia por lo que sus proyectos de familia le apenaban y angustiaban. Abatida, con la autoestima por los suelos, sin los brazos cruzados, con las manos encalladas de  escurrir fregonas y con el arrimo a una chicha de un bar de copas con la que compartía habitación y que parecía no carecer de nada, consiguió formar parte de la barra de dicho establecimiento.
   Pronto descubrió que su cuerpo y su rostro eran “una mina”. Aprendió a explotarla y a ganar dinero. Fany no trabajaba por vicio, lo hacía, como ella decía...
- “ Pá llená el talego..." 
   Con el tiempo, cumplió lo que se había propuesto. Se sentía orgullosa de lo que había hecho y sobre todo de sus palabras
- " Toy dando ectudio a  miermano pequeño”. 
   Palabras que, de vez en cuando, dejaba caer ante el cliente para que éste supiera recogerla y gratificarle con mayor generosidad...
   Veinte años más tarde los dos hermanos pequeños de Fany terminaron carrera y vistieron traje de paseo. Fany compró una venta en las afueras de una gran ciudad y vivió de ella honesta y conforme a la moral católica.
 Fany al igual que Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, “fue expulsada de LA HERMANDAD pero, aprendió a volar y no se arrepintió del precio que había pagado”.





NO HUBO FUEGO


No hubo fuego
y no pudo haber
ni cenizas, ni humo.


Pero sí mucho calor…
el calor de una profunda amistad
a pesar de la mucha tentación.

Goma

A orillas del Majaceite. A Fany. 


Texto  extraído del libro  Historias y paisajes rimados.
Autor  José González Mayoral - Goma -
Inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual
Imágenes  ISABEL GISBERT PALACIO  



NOTA del autor...
   Los nombres y lugares mencionados no se corresponden con la realidad ya que son inventiva de autor para preservar la identidad y confidencialidad del lugar y los personajes por lo que si alguna persona se pudiera sentir identificada con los mismos solo se debe a la casualidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario