A Fany, una chica de alterne que conocí en mi etapa de estudiante en Cádiz y con la que mantuve una buena y sana amistad. No había terminado su niñez ni su escolarización y ya naufragaba en su barca familiar siempre a la deriva en un mar negro de bruma espesa por un secreto cantado a voces por los conflictos causados por un alcoholismo compartido por sus progenitores donde las discusiones y las peleas eran el pan de cada día en una mesa siempre vacía y siempre deslucida por los “platos rotos”.
Fany, a los diez años,
era ”toda una mujer de su casa” que ejercía de madre de sus hermanos y en ese ejercicio impuesto al amparo del título de hermana mayor, asumiendo obligaciones y
responsabilidades... en esos deberes, de obligado cumplimiento, maduró la idea
de esperar alcanzar la mayoría de edad para salir de aquella insalubre
convivencia y cuando le llegó el momento , con
todo madurado, masticado y hasta digerido...
una mañana de primavera "voló" con la conciencia intranquila, echando
la vista atrás y acompañada del firme
propósito de ganar dinero para salir de la miseria y marginación que sufría en
su pueblo y para proporcionar a sus hermanos, sobre todo a los pequeños, ropas
y colegio.
Fany hizo lo que pudo para ganarse la vida con
sus manos, pero sus logros eran insuficientes para alcanzar su propia
supervivencia por lo que sus proyectos de familia le apenaban y angustiaban. Abatida, con
la autoestima por los suelos, sin los brazos cruzados, con las manos encalladas
de escurrir fregonas y con el arrimo a
una chicha de un bar de copas con la que compartía habitación y que parecía no carecer
de nada, consiguió formar parte de la barra de dicho establecimiento.
Pronto descubrió que su cuerpo y su rostro eran “una
mina”. Aprendió a explotarla y a ganar dinero. Fany no trabajaba por vicio, lo
hacía, como ella decía...
- “ Pá llená el talego..."
Con el
tiempo, cumplió lo que se había propuesto. Se sentía orgullosa de lo que había
hecho y sobre todo de sus palabras…
- " Toy dando
ectudio a miermano pequeño”.
Palabras
que, de vez en cuando, dejaba caer ante el cliente para que éste supiera
recogerla y gratificarle con mayor generosidad...
Veinte años más tarde los dos hermanos pequeños de Fany terminaron carrera y vistieron traje de paseo. Fany compró una venta en las afueras de una gran ciudad y vivió de ella honesta y conforme a la moral católica.
Fany al igual que
Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, “fue expulsada de LA HERMANDAD pero,
aprendió a volar y no se arrepintió del precio que había pagado”.Veinte años más tarde los dos hermanos pequeños de Fany terminaron carrera y vistieron traje de paseo. Fany compró una venta en las afueras de una gran ciudad y vivió de ella honesta y conforme a la moral católica.
NO
HUBO FUEGO
No hubo fuego
y no pudo haber
ni cenizas, ni humo.
Pero sí mucho calor…
el calor de una profunda amistad
a pesar de la mucha tentación.
el calor de una profunda amistad
a pesar de la mucha tentación.
Goma
A
orillas del Majaceite. A Fany.
Texto extraído del libro Historias y paisajes rimados.
Autor José González Mayoral
- Goma -
Inscrito en el Registro de la Propiedad
Intelectual
Imágenes ISABEL GISBERT PALACIO
NOTA del autor...
Los nombres y lugares mencionados no se corresponden con la realidad ya que son inventiva de autor
para preservar la identidad y confidencialidad del lugar y los personajes por lo que si
alguna persona se pudiera sentir identificada con los mismos solo se debe a la
casualidad.
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