Higuera
de la Sierra, “La Carpintera", "El castañar“
Mi deplorable actitud en
el internado de la calle Gravina, en Sevilla, me llevó a dar con mis huesos en La
Carpintera, un lugar al noreste de mi pueblo, Higuera de la Sierra,
donde mis padres tenían unas pequeñas propiedades y en el que, como castigo a tan
lamentable conducta y desastre estudiantil, pasé tres años de calamidades que
me sirvieron para descubrir que allí no tenía porvenir que, lo
que estuviera por venir, lo tendría que buscar lejos de
aquella tierra de castaños, pedregosa y roja donde,
mirando mis manos encalladas de arrancar jaguarzos, aprendí a
justipreciar los callos que veía en ellas, las desdichas de tantos infortunios
y el dolor emocional y anímico que se desasía de mi interior.
Vivencias, inevitables de una gran lección familiar consecuente, que me llevaron a reconocer mis muchos errores, que me hicieron recapacitar sobre
el tiempo perdido y la oportunidad desaprovechada y de las que, de la
mano de mi padre, descubrí la necesidad de luchar con honestidad y firmeza por lo que carecía... en aquellos campos y para mí, en aquellos momentos, ese porvenir por el que tanto
se habían sacrificado los míos y que yo no había sabido valorar pero que ahora, aprendida la lección, yo no solo perseguía sino que
ansiaba.
La fuerza de la naturaleza
UN FUTURO, POR… VENIR
Riscos grises, montañas rodeadas de silencio,
un corazón joven mira al horizonte
queriendo acariciar el celeste y desnudo cielo
con sueños entre castaños gigantes enraizados en el suelo...
Matorrales en la cumbre, las hojas de los árboles rozando,
ilusiones a cielo abierto, mina para seguir buscando,
manos con sangre y encalladas, ropas de campesino por terco;
sueños en medio de un cielo azul inmenso, despejado y quieto...
Despertares con aromas de nuevos tiempos
al descubrir, mirando inmóvil, el recuerdo de malas cosechas
penitencia en tierra de castaños, callos y sangre para escarmiento...
Promesa romántica y recurrente de trabajo dinámico y esfuerzo…
contrato en la distancia, compromiso carnal de alma y cuerpo…
¡La cosa tiene castaña!. Aperos para sudar, alpargatas y remiendos.
Goma
Riscos grises, montañas rodeadas de silencio,
un corazón joven mira al horizonte
queriendo acariciar el celeste y desnudo cielo
con sueños entre castaños gigantes enraizados en el suelo...
Matorrales en la cumbre, las hojas de los árboles rozando,
ilusiones a cielo abierto, mina para seguir buscando,
manos con sangre y encalladas, ropas de campesino por terco;
sueños en medio de un cielo azul inmenso, despejado y quieto...
Despertares con aromas de nuevos tiempos
al descubrir, mirando inmóvil, el recuerdo de malas cosechas
penitencia en tierra de castaños, callos y sangre para escarmiento...
Promesa romántica y recurrente de trabajo dinámico y esfuerzo…
contrato en la distancia, compromiso carnal de alma y cuerpo…
¡La cosa tiene castaña!. Aperos para sudar, alpargatas y remiendos.
Goma
A orillas del Majaceite. Un futuro, por... venir.
Texto extraído
del libro… Tierra de castaños.
Autor… José González Mayoral - Goma
-
Obra inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual
Imagenes ARCHIVOS GOMA con
la colaboración de ISABEL GISBERT PALACIOObra inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual
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