martes, 7 de mayo de 2013

ETAPA 04. PONFERRADA > VILLAFRANCA DEL BIERZO. 22 km



DIARIO DE UN PEREGRINO
      
 Marzo, día 04, Miércoles.

Al salir del albergue, para acortar camino, tomamos por las calles que la tarde anterior anduvimos para hacer las compras. Íbamos subiendo, dirección norte y cuando estuvimos en la parte más alta de la ciudad, ya en las afueras del pueblo, me volví y al fondo el Castillo y pensé...
- Deberíamos haber cogido la ruta que pasaba por delante y haberlo visitado pero, como  lo habíamos visitado días antes, cuando llevábamos el coche a Santiago... mejor será callarme… aquel día les hablé de los monjes templarios dedicados a la guerra y de lo importante que fue para  ellos   establecerse  en  Ponferrada  para dominar toda la Comarca del Bierzo…
Desde allí, El Camino era bastante llano. Pasadas unas tres horas llegamos a Columbrianos cuyo nombre se relaciona con los Padres Columbinos que se encargaban de guardar a los peregrinos y con Columba nombre con el que los romanos, por la abundancia de este ave domestica, la llamaron.
Desde allí, a Fuentesnuevas y Camponaraya situado en  las tierras bajas del Bierzo con bastantes viñedos.  En este recorrido, a nuestra izquierda, en un horizonte muy elevado, veíamos unos montes con nieves en algunas partes y que podían ser los Aquilanos.
Continuamos y llegamos a Cacabelos que, perteneciendo a la comunidad de Castilla y León,  sus vecinos hablan gallego.
Ya habíamos andado unos 15 km y decidimos descansar. Después, un camino llano y algunas empinadas cuestas nos llevó hasta las calles de Villafranca del Bierzo.
Otros 7 km de camino y  cuando buscaba el albergue, a mi izquierda, una iglesia románica llamó mi atención. La miré detenidamente y en su fachada vi una placa que, resumidamente, decía que el peregrino que llegase hasta aquella puerta – Puerta del Perdón – y no pudiera continuar El Camino, por enfermedad, obtenía El Jubileo, La Indulgencia Plenaria. Más tarde supe que era la Iglesia de SantiagoMetros más abajo estaba el albergue.
Después  de registrarnos  fuimos al centro del municipio, en el paseo comentamos el estado caótico de las instalaciones. En una tienda de alimentación compramos bocadillos para el día siguiente y en otra de deportes compré ropa impermeable y un nuevo capote pues, el viento me había vuelto a romper la ropa de lluvia y la próxima etapa se presentaba además de con lluvia y con nieve.  Terminadas las compras cenamos en un local de la Plaza Mayor
Cuando regresamos al albergue, nos ofrecieron apuntarnos a una cena de comunidad que rehusamos.  Cuando el hospitalero se alejó, Brigitte sentada en el banco, recostada sobre la mesa y patidifusa por el estado deplorable y caótico de cuanto allí contemplábamos,  me miró  y dijo...
- ¡ Dios mio, Dios mio...!. ¡Todo sea por el Santo!.
Yo, que desde que desde que pisé el albergue, descubrí mi error en su elección y lo asumí; no tuve respuesta. Pero Reme, siempre mas lisa y despachada, le contestó...
- ¡Yo, a lo mio!. ¿Que Santi nos guíe, hermana!.
Con el objeto de calentarnos, antes de retirarnos a nuestras literas, nos sentamos en el extremo del largo banco de una mesa junto a la chimenea pero el hospitalero, con una sopera en la mano, nos invitó a dejarla libre pues iba a servir la cena y, a pesar de los escasísimos comensales y el largo "tablon" vacío, necesitaba el poco espacio que ocupábamos. Miré a mis hermanas y cogimos nuestras cosas para irnos a descansar.
En cuanto nos retiramos puso la sopera en la mesa que estaba paralela a la que habíamos dejado, invitó a los que se habían apuntado a que se sentaran a su alrededor, les dijo que la sopa era de  patatas y verduras y les pidió que se cogieran de la mano para rezar. Tras esa invitación me despedí con un sonoro y resentido buenas noches. Ya en el patio, cuando nos retirábamos a nuestras literas, por la ventana, comprobé que nuestra mesa seguía vacía. Las cuatro personas que, incluido hospitalero y ayudante,  metían la cuchara en la  sopera se habían trasladado al tablón que estaba al lado y más alejado de la candela.




Texto extraído del libro… Turismo o penitencia 
Autor    José  González  Mayoral -  Goma -
Obra inscrita en el Registro de la propiedad intelectual

No hay comentarios:

Publicar un comentario