DIARIO DE UN PEREGRINO
Marzo, día 13.- Viernes.
Marzo, día 13.- Viernes.
Cuando salimos del albergue de Arca, lo hicimos pensando que era la última etapa.
Los, aproximadamente, doscientos setenta kilómetros que llevábamos recorridos nos sirvieron para evaluar nuestra situación y pensar que…
Muchos, aunque quisieron, no pudieron empezarlo.
Otros, tuvieron que volver sin terminarlo.
Algunos, desgraciadamente, se quedaron en el camino para siempre y...
Nosotros, con serios problemas en Cebreiro por la nieve, ahora rozando ese CASI que habíamos venido leyendo en los mojones desde Astorga, El Camino nos parecía más sencillo y alcanzable.
Con estos pensamientos y procurando seguir las señales ya estábamos en Amenal, donde una fuerte subida y luego algunas bajadas nos llevó a la zona del aeropuerto, a San Paio, luego...Labacolla, Villamaior y San Marcos.
A pocos metros la capilla y el monumento a Juan Pablo II en el Monte do Gozo donde, al llegar, una chica japonesa, al parecer bien documentada sobre El Camino, decepcionada y algo contrariada me dijo…
- ¡ No veo catedral!. ¿Dónde torres ? ¡ No veo torres…!
Y daba vueltas alrededor del monumento mirando hacia Santiago… escudriñando una y otra vez su vista, ya muy escudriñada por genética, en el horizonte. Ante la insistencia de sus preguntas, le contesté…
- Yo tampoco las veo… Al tiempo que pensaba en aquella conocida frase que, nunca mejor dicho, dice… “Los árboles no dejan ver el bosque…”
La chica iba de un lado otro intentando encontrar, en el horizonte, las torres de la catedral. Entre tanto yo, como todo el que llega a este monte y también con la vista en Santiago pensé...
- ¡ Qué pena…!. Como tantos y tantos paisajes urbanos, los bloques de cemento lo amurallan ocultando las joyas que durante siglos, desde lejos, le descubrían e identificaban.
Dejamos el Monte del Gozo y, bajando, encontramos una zona de ocio para descanso, avituallamiento y albergue. Entramos y pasada una hora, después de comer y descansar, continuamos nuestra ruta siguiendo las indicaciones de las conchas de vieiras. Pasamos Porta do Camino y, callejeando, callejeando; pisamos la Plaza del Obradoiro. Tras unos momentos de relajamiento, nos dirigimos a la Oficina del Peregrino donde presentamos nuestras credenciales y, tras comprobar que reunían las condiciones requeridas nos dieron La Compostelana, el certificado que acredita que habíamos peregrinado hasta Santiago.
Allí terminó nuestra última etapa, 22 km de continuos toboganes que, unido al cansancio acumulado, nos dejó molidos y, como la visita a la catedral la habíamos planeado para el día siguiente, nos fuimos al hotel para dejar las mochilas ducharnos y descansar.
Por la tarde-noche, después de descansar, volví a ducharme y al acercarme al espejo del lavabo, me miré y observándome pensé que probablemente no me vería más con aquella barba por lo que pedí a mi hermana Brigitte que me hiciera una foto de recuerdo. Cuando estuve adecentado les dije a las dos …
- Me voy a ver si me afeitan.
Mi hermana Reme me pidió...
Mi hermana Reme me pidió...
- Espérame que yo también quiero ir a la peluquería para
que me arreglen estos pelos…
que me arreglen estos pelos…
Antes de salir del hotel preguntamos en recepción por una peluquería cercana y nos indicaron una unisex muy cerca.
Cuando salimos de la peluquería, Reme lo hizo con su pelo arreglado y yo sin mi barba.
Después fuimos al encuentro de Brigitte, dimos una vuelta por las tiendas, cenamos y temprano nos fuimos a descansar.
Después fuimos al encuentro de Brigitte, dimos una vuelta por las tiendas, cenamos y temprano nos fuimos a descansar.
Ya en la cama, como no tenía sueño, aproveché para recopilar mis notas y pensar en lo bien que me encontraba y en las experiencias y conocimientos adquiridos aquellos días en aquellas tierras y entre su gente.
Galicia interior y profunda...
hombres y mujeres luchando
por el huerto y la "vaquiña",
haciéndose hueco en el progreso,
acomodado en el refugio de un pasado
que atrás va quedando.
Texto extraído del libro Turismo o penitencia
Autor José González Mayoral - Goma -
Obra inscrita en el Registro de la propiedad intelectual.
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